Cómo hacer la tabla de quesos perfecta


Tiempo: 10 minutos

Dificultad: Fácil

¿Cuántas variedades? 

Como mínimo cuatro, aunque la media suele estar entre cinco y ocho diferentes, que ya ofrecen una buena gama para experimentar. Más de once o doce pueden ser excesivos y agotar.

No queremos una tabla aburrida y repetitiva. Será interesante degustar quesos que presenten las principales variables:

· Animal del que procede la leche: cabra, oveja, vaca, búfala o mezcla.

· Textura: pasta dura, semidura, blanda, azul, untable...

· Tipo de corteza: lavada, enmohecida, prensada, con hierbas o especias...

· Maduración: queso tierno, semicurado, curado, envejecido...

· Intensidad: fresca, dulce, pronunciada, fuerte o muy fuerte.

· Región o zona productiva.




El queso no nació para formar parte de las tablas así que no existe una única opción perfecta para escoger nuestra selección. Lo importante es no lanzarse a comprar a lo loco y elegir primero un criterio que guíe nuestra elección con coherencia y sentido.






Preparación

Lo más apropiado es utilizar una buena tabla de madera, procurando que sea bonita y esté bien conservada y limpia. Los platos de pizarra siguen de moda y, en este caso, pueden ser una buena opción, aunque es importante tener en cuenta que los quesos más grasos podrían dejar marcas visibles.

Para cocinar y emplatar

Frutos y frutas secas. Almendras, anacardos, avellanas, pistachos, nueces, orejones de albaricoque..

Fruta fresca. Las mismas frutas frescas en temporada añaden otro matiz muy interesante a la cata, especialmente uvas, arándanos, albaricoques e higos. 

Aceitunas y encurtidos. Los amantes de pepinillos, cebollitas y demás encontrarán gran placer al combinarlos con los quesos de la tabla.

Miel y melaza. En pequeñas cantidades, una selección de mieles artesanas de calidad pueden ser un contrapunto dulce exquisito.

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